Jorge Vazquez Piñon

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Fausto. Ocaso y esplendor de Fausto Kofka, quinta parte, capítulo V.

CAPÍTULO V.
FAUSTO

“- ¿Está usted listo, profesor Kofka? En diez minutos podrá comenzar su recorrido. –fue el aviso que escuchó Fausto en los audífonos de su casco, y enfundado en un traje espacial de última tecnología y diseño ergonómico. Seis meses antes, había viajado de Auckland a Beijing, para acompañar al ingeniero Krazanski en los trámites de solicitudes, pagos de derechos, costo de hospedaje, honorarios de instructores y de toda clase de exámenes médicos, pruebas físicas y de conocimientos. Una vez cubiertos esos requisitos en el Ministerio de Exploración del Espacio, viajaron a Nan Hui, la base china de lanzamientos espaciales y centro de entrenamiento astronáutico. En laboratorios, gimnasios y consultorios médicos y psicológicos, pasó todas las pruebas con excelencia; aprendió con rapidez las técnicas de supervivencia en cápsulas y estaciones espaciales, la colocación del traje, botas, casco y guantes espaciales; también, el manejo y control de la Unidad de Maniobra Autónoma –UMA- un sillón ergonómico con equipos de auto-propulsión y supervivencia integrado para una actividad autónoma de diez horas en órbita. Fausto Kofka estaba sentado en ese sillón servo-mecánico, colocado en uno de los compartimentos de la gigantesca estación espacial de China, a 300 kilómetros de altura sobre la superficie terrestre.

-Estoy listo, centro de comando orbital.

-Bien, -dijo una voz masculina en inglés, con el típico acento oriental –abriendo escotilla de salida.

-Enterado. Todos los sistemas en función correcta; audio claro y fuerte, -contestó el astronauta, que había cerrado los ojos mientras unos robots abrían la escotilla. Terminada esa apertura, sintió una tenue iluminación. Abrió los ojos con lentitud, y de pronto, contemplaba el máximo espectáculo de magnificencia suprema que puede mirar el ser humano: la belleza del azul, blanco, café y verde oscuro, en armonía perfecta, recortada contra la negrura del espacio. La vista del planeta Tierra colmaba en un instante, todas las desventuras que había vivido en sus casi 90 años de existencia. La capa de la atmósfera percibida sobre la curvatura terrestre, le pareció una placenta de amor transparente que protegía de los rayos cósmicos y radiaciones solares a la criatura -maravillosa y cósmica- que es la vida en la Tierra.

-Adelante, profesor, puede salir. Disfrute las horas siguientes -dijo la voz del Centro de control de la estación espacial. En seguida, Fausto manipuló los botones de mando ubicados en los brazos del sillón que era la UMA; activó las válvulas de propulsión de helio, y salió de la estación espacial; de esa manera comenzó su recorrido orbital. Había empezado sobre Portugal.

-Aquí estoy, en contemplación del mundo habitado por el hombre; estoy aquí, por un acto de libertad; estoy aquí por una decisión libre. Estar aquí es posible por la fortuna que poseo sin haberla buscado, sin merecerla, y llegó a mí cuando ya había renunciado a la confianza en vivir nuevas experiencias; y aquí estoy, de paseo en el espacio, en contemplación fascinante del enigma cósmico que es el único planeta que abriga una maravillosa variedad de formas de vida. La Tierra abriga al hombre, y el hombre ya es capaz de vivir fuera de la Tierra, cargando en sus espaldas las condiciones de soporte biológico. Recuerdo mis meditaciones cuando revisaba la información sobre la llegada del hombre a la Luna; recuerdo haber tenido un pensamiento similar a la experiencia que en estos momentos vivo, cuando contemplaba videos de astronautas caminando a saltos alrededor de su base lunar. Y ahora, soy uno de ellos, desplazándome a gran altura sobre la Tierra, sobre Europa.

– ¡Europa!, la sede principal de la acción humana, de la acción terrible y liberadora, opresiva y emancipadora, asiento de la razón luminosa y pura, y de la tétrica maldad, del crimen horrendo del hombre contra el hombre; asiento del desarrollo tecnológico, de la ciencia y filosofía, de grandeza del arte y religiones antiguas, ¡del cristianismo y sus castigos y consuelos! Que el hombre haya pisado la luna, que sea capaz de recorrer los perímetros de la Tierra en órbita espacial, que el hombre se haya adaptado a todas las regiones climáticas y haya sido capaz de alterar el clima en todo el planeta, y que, por igual, sea capaz de organizar el compromiso y acción de sociedades avanzadas y atrasadas para detener el peligroso cambio climático, es evidencia de que el hombre es capaz de la grandeza y hazañas que se propusiera, por imposibles o temerarias que parecieran. Europa es inspiración y condición de todo eso. El hombre es condición de acción y posibilidades de libertad, luminosidad y aberraciones; algo ha aprendido para alejarse de esas aberraciones, y cuidarse, con su mejor esfuerzo de no repetirlas; a pesar de crímenes y pecados, culpas y omisiones, el hombre merece existir como justificación del cosmos, más aún, porque es capaz de organizar la representación del universo de modo ordenado, comprensible y lógico. Tal vez, el hombre fuera la única criatura racional en el universo, pero eso no importa; lo importante es la aptitud que ha descubierto para ser un fin valioso en sí mismo, como dijo Kant; aunque el hombre haya llegado convertirse en un medio para la civilización soberbia y tecnológica. Eso, ¡también es el hombre!

– ¡Kant! Grandioso privilegio pronunciar su nombre en el ámbito sideral; él, como nadie, vio las posibilidades y limitaciones de la razón. ¡Ah!, ahí está Kaliningrado, la antigua Koenigsberg, donde nació y murió el hombre maravilloso que fue Kant…; más abajo, veo el territorio de Grecia, donde floreció el pueblo más libre de la antigüedad y la obra de su cultura y civilización ha inspirado a Europa desde el siglo XIV; por ese componente principal, es deseable que Europa en su ocaso, permaneciera como un atardecer eterno, que su luz postrera no se apagara jamás.

-Prosigo mi recorrido espacial…, ahí está Rusia, la inmensa Rusia, la blanca Rusia. El pueblo ruso ha sido grandioso, valiente y temerario, sufrido y doliente. ¡Un gran pueblo! Como Unión Soviética, compitió y supo medirse con Occidente, al que repudiaba por ‘burgués’, ‘decadente’ y ‘reaccionario’, en nombre de las doctrinas de Stalin sobre el marxismo y proletariado; poco o nada queda del socialismo soviético; cayó el régimen socialista y con rapidez escandalosa, el capitalismo fue restaurado en Rusia; resulta -entre grotesco y paradójico- tener que decir que Kerenski tenía la razón histórica con su argumento de la pertinencia del gobierno provisional, luego de la abdicación del zar. La insurrección en su contra era incontenible, y la astucia de los bolcheviques, cruel y avasalladora; nació un mundo que quiso marcar la diferencia con el doble signo de democracia y dictadura del proletariado, con la promesa de formación de un hombre nuevo, pero era una ilusión, una fe sin bases arraigadas en la historia de manera suficiente; ‘eso’ nadie podía argumentarlo en aquel momento, mucho menos, demostrarlo. Triunfó la dictadura de la dirigencia del partido comunista, no del proletariado, fracasó la ambición de formación de nuevos mundos y nuevos hombres, y después, mucho después de la Revolución de Octubre, cayó el mundo socialista todo, de un solo golpe y de manera vertical; mientras existió, fue posible por el inmenso heroísmo del pueblo ruso, por su inmensa capacidad de sobreponerse al sufrimiento y el dolor, -capacidad proveniente tal vez- de su inmensa fe ortodoxa cristiana. La historia siempre acaba por sobreponerse a los hombres; siempre acaba por imponerse a los resultados de la acción y pensamiento que la forzaron, o pretendieron forzarla. La historia ha hecho justicia a Trotsky, quien pretendía la destrucción de toda historia; por esa ambición desmesurada de ver el mundo consumirse en llamas de revolución y sangre, pagó un precio desmesurado; hace tiempo que sus cenizas fueron trasladadas de la Ciudad de México a la muralla de honor de los héroes soviéticos; también allí reposan las de sus dos esposas y cuatro hijos, de trágica existencia. La urna con las cenizas del asesino de Trotsky, fue cambiada de su lugar de origen, y colocadas frente a la humilde tumba de José Stalin.

-Miro más allá del Norte de Moscú, y alcanzo a distinguir la larga isla polar y deshabitada de Nueva Zembla; pocos lugares como ese, distintivos de la brutalidad del trato del hombre al planeta Tierra, dicho así, de manera indeterminada y abstracta. En varios puntos de esa isla de casi mil kilómetros de longitud, la Unión Soviética hizo decenas de pruebas nucleares, y entre ellas, la detonación del artefacto atómico más poderoso, de sesenta megatones, equivalente a la explosión de sesenta millones de toneladas de dinamita. También, es el cementerio más grande de desechos radioactivos, y no es posible afirmar que miles y miles de toneladas de metales, instrumentos, motores, reactores, maquinaria, agua contaminada, estén bajo resguardo seguro, en condiciones garantizadas; el desarrollo de la tecnología nuclear es una de las mejores pruebas de que el hombre no sabe manejar los mayores secretos de la naturaleza cuando logra el desciframiento de uno de ellos; es así, en parte, porque el hombre ha llegado lejos en el escudriñamiento de la naturaleza sin haber comprendido su lugar en el cosmos; la humanidad jamás podrá manejar las consecuencias totales del desarrollo de la tecnología nuclear; nunca entenderá la esencia íntima del átomo, pero ha sido capaz de romperlo y liberar las energías que guarda en su núcleo; eso es, al mismo tiempo, -algo maravilloso, casi divino -y también- algo horrendo. ¡Oh! Esas meditaciones han ocupado mi transcurso por el inmenso territorio que fue la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas. Ahí veo la península de Kamchatka y las islas que exploré hace tiempo, con ansias paleontológicas. Lugares inhóspitos, helados y grises, pero en ellos, los poderes del socialismo y capitalismo tuvieron bases militares durante la ‘guerra fría’, para prever -o asestar-, el primer golpe. -Ahora he variado la dirección de mi trayecto, dirigiéndome un poco hacia el Sur. Cruzo por el Pacífico; su azul, de suavidad maravillosa, es fondo que recorta nubosidades de blancura sin igual. Ahora, mi ruta espacial desciende hacia el ecuador terrestre…, avizoro el territorio de México … También diviso la América Central. ¡Qué hermoso es el mundo terráqueo! ¡Qué hermoso y extraño es México! ¡Qué pobre y atrasada, la mayor parte de América Central! Países con más de tres siglos de existencia como naciones independientes, y sólo con enormes esfuerzos sostienen la democracia que han consolidado de manera parcial, sin el desarrollo sustentable y suficiente. Recuerdo que Hegel menciona a México, una o dos veces en su obra portentosa; en una de esas veces, insinúa su desaparición; sólo dice que ‘el futuro del mundo será decidido en América’ como “lucha entre el Norte y el Sur”; no dice más, y no sería justo hacer reproche alguno a Hegel; con esa frase dijo demasiado; llevadas esas palabras a la interpretación, cabría decir que, en efecto, México desaparecería, porque en su territorio ocurriría el tremendo conflicto entre pueblos y países pobres del Sur, con dos naciones poderosísimas, y todas, pertenecientes a la civilización occidental. México tiene que salvarse del trágico destino que es el vaticinio de Hegel, expresado en nombre de la historia del mundo, del espíritu del mundo, del devenir de la razón. México tiene que salvarse por sí mismo, de manera diferente a las ocasiones en que ha sabido salvarse; los pueblos centroamericanos también merecerían alcanzar el progreso anhelado, pero es insuficiente la conciencia que tienen de los medios adecuados para ese fin; de igual manera, es insuficiente la conciencia apropiada para elevarse a esa meta, que añoran en silencio y con representación insuficiente. -Recién atravieso por la Colombia y Venezuela, y percibo algunas islas del Caribe. – ¿Cómo se siente profesor Kofka? –dijo la voz del audio proveniente del Centro de comando de la estación orbital, que sacó a Fausto de sus meditaciones. – ¡Bien, excelente! -Nuestras computadoras y señal de radar, indican que los sistemas de su UMA funcionan sin problemas. ¿Reporta usted las mismas lecturas? -Es correcto. -Dispone de oxígeno suficiente y gas de navegación. Mantenga la observación de esos registros. -Cumpliré de manera correcta esas indicaciones. -Enterados, profesor Kofka. -Cambio y fuera. Recién terminó la comunicación reglamentaria de supervisión técnica, Fausto miró otra vez el globo terráqueo; vio que su trayectoria era casi paralela con la línea del ecuador, y sobrevolaba Africa ecuatorial, la costa nor-occidental, de Guinea hasta Camerún, pasando por Liberia, Costa de Marfil, Ghana y Togo. -Una de las regiones de mayor desdicha humana –dijo para sí. – Esos países eran las regiones de captura y exportación de negros, de tribus casi completas para someterlos a la esclavitud en Cuba, en las minas del virreinato español y plantaciones de Estados Unidos; de manera trágica y paradójica, ahora son los países africanos más occidentalizados y cristianizados; lo uno siempre ha ido de la mano con lo otro: secuestro y esclavitud, uno, entre tantos otros, de los crímenes del hombre contra la humanidad. Ahora veo la región de los grandes lagos; veo los territorios de Tanzania y Kenia … En la región que ocupan esos países, ¡allí apareció el hombre! En ellas, que fueron un enorme lago en tiempos geológicos remotos, en sus riberas, ocurrió la evolución de la especie humana durante tres millones de años. ¡Acontecimiento portentoso! ¡Un orgullo del cosmos! La evolución del cerebro humano y de la garganta, son un misterio, cuyas causas tal vez nunca serían clarificadas del todo, o de manera suficiente al menos, ¡pero ocurrió! Es un misterio que ha flotado entre la ciencia y la teología, entre la filosofía y la fe en Dios; la flotación de ese misterio tiene el fondo de la inteligencia práctica como comienzo, y la razón como culminación. ¡Qué portento es el hombre! ¡Sólo así parece desde las alturas! Miserias, horrores, pecados, crímenes y degradaciones parecieran ocupar el lugar que merecieran desde estas alturas. Acaso esa sea la figura más completa de la condición humana: que cada cosa encuentre su lugar en la vida, que cada experiencia tenga la importancia que merece. Encontrarme en estas alturas, es momento supremo de mi propia condición humana; es momento en que cobra la máxima claridad mi convicción sincera para hacer algo grandioso en favor del devenir del hombre, hacer algo en favor de un devenir particular dentro del devenir capitalista, en búsqueda de menos injusticia, menos desigualdad. Aquel libro de Fukuyama, algo tenía de razón; fue famoso, tiene las condiciones suficientes para convertirse en uno de los mitos el siglo XXI, en componente de la nueva representación del mundo. ‘Algo’ creo poder hacer en favor del mejoramiento del hombre con la fortuna que la casualidad y el azar pusieron en mis manos. ‘Algo’ puedo hacer en favor de la constitución de condiciones de un hombre menos oprimido, con fundamento en el espíritu de Europa y en favor de la preservación y continuidad del espíritu europeo; trataría de hacer algo en favor del hombre post-occidental. ¡Ah! Ya pasé sobre el Norte de Australia y sigo la línea ecuatorial. En ese país, junto con Nueva Zelanda, están las condiciones y posibilidades de un mundo capitalista más organizado; también, más racionalista y menos agresivo con la naturaleza; esos pueblos han sido fieles a sus tradiciones fundacionales, combinándolas con tendencias progresistas, innovación cultural y la ciencia y tecnología. No las distingo para nada, pero el mapa de la computadora marca mi paso sobre las islas Marshall…, islas de triste memoria; cuando Estados Unidos era la potencia mundial incomparable, y metido en la competencia armamentista con la Unión Soviética, hizo sus pruebas nucleares en esas islas; en realidad, son lagunas formadas por barreras de coral; en ese lugar, y con semejantes ensayos, el hombre cometía atrevimientos mayúsculos en la manipulación de la materia y energía; el hombre ha sido capaz de liberar la energía atómica, cuando la humanidad apenas está preparada para la pólvora y la máquina de vapor; la prueba de ese atraso, son los miles de toneladas de desechos radioactivos -enterrados y cubiertos con el domo Runit- utilizados en pruebas atómicas a lo largo de doce años; ese peligrosísimo material estará radiactivo durante miles y miles de años. La civilización no estaba preparada para las consecuencias indeseables del manejo que el hombre ha hecho de la energía del átomo. Eso no lo vio Konrad Lorenz. Bueno, creo que sí lo vio; era un hombre de pensamiento extraordinario…, pero creo que no lo escribió. De acuerdo al mismo Lorenz, debo decir que los hombres han sabido hacer un uso político de las armas atómicas en lugar de un uso militar. Pero es inevitable recordar que fue precisamente la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, quien provocó a Estados Unidos cuando instaló misiles atómicos en Cuba; en aquella ocasión, la humanidad, la civilización y el planeta Tierra, sí estuvieron al borde de la aniquilación. Ahora veo el Sur del continente americano; allí, como en cualquier lugar del planeta, hay culturas, hay religión, hay Estado; ocurren nacimientos y fallecimiento de seres humanos; no cabe duda, en cada nación, han aparecido grandes hombres, ‘hombres históricos’, los llama Burckhardt, el pensador solitario y marginado, el crítico de dictaduras y tiranías del siglo XIX. ¡Gran pensador! ¡Expresó la conclusión pesimista, o al menos, escéptica sobre los discursos y teorías de la filosofía de la historia; creo que dijo que “a fin de cuentas, los hombres son desdichados y lo serían en el futuro en un largo plazo, porque no han comprendido el sentido de la vida” ¡Grandiosa idea! Esa situación tiene siglos y siglos de permanencia, y es seguro que tendría muchos otros siglos de vigencia, tantos, como los hombres tardaran en comprender el sentido de la vida en general, y la maravilla cósmica de la existencia del ser humano. Esa es la condición de la paradoja que no se entiende y acaba resuelta como desdicha. Pero cualquier hombre vive y actúa como si no fuera a morir. ¡Ah! Casi llegó al Océano Atlántico, atrás queda la Amazonia, devastada por la acción del hombre; cómo ha crecido la conciencia colectiva de la culpa y el pecado por la destrucción de la naturaleza; son culpa y pecado que brotan del reconocimiento de que el hombre es un depredador sin rival, y que ha dañado y enfermado al planeta. Es terrible pensar en la reacción de la naturaleza herida. ¡Es terrible pensar que no tendría piedad! ¡Podría resultar aniquiladora! -Aquí, Control de la estación espacial, ¿todo bien, doctor Kofka? –preguntó la voz electrónica que sacó a Fausto de sus cavilaciones metafísicas. -Aquí, UMA. Todo bien, los sistemas funcionan de manera correcta. -Confirme su posición. -Curso de órbita, sobre la costa oriental de África. -Correcto. Coincide con nuestro radar. – ¿Listo para reencuentro y acoplamiento? – Listo; confirmado. Enterados. Dentro de quince minutos, sobre Vietnam. Introduzca las coordenadas de contacto que aparecerán en la computadora de su vehículo. -Recibidas. Introducidas en sistemas de propulsión y navegación. -Recepción confirmada de coordenadas. Todo está listo para su regreso a la Tierra en el trasbordador espacial, dentro de 48 horas. -Enterado, control de misión. Cambio y fuera. Mientras la UMA avanzaba hacia el punto de encuentro con la estación espacial, Fausto miraba una vez más, el panorama azul y blanco del planeta Tierra. – ¡Es maravilloso! El lugar más valioso del universo para nosotros, hasta ahora, único; la morada del hombre. Esta perspectiva que ahora miro, es la perspectiva del ser, es la condición de referencia del pensar metafísico, y de toda acción y pensamiento. La Tierra es lo que es, o sea, el ser. Pero el hombre tiene que entender que no es dueño del planeta, que pertenece a todos los seres vivos; tiene que entender que no puede hacer lo que quiera con la naturaleza, que no puede asumirla como propiedad, que no debe transformarla con el efecto de la destrucción. El reto del hombre es la constitución de la armonía de la civilización con la naturaleza; de lo contrario, el riesgo es que la naturaleza se muestra implacable contra la historia y sociedad. La fascinación del panorama del planeta Tierra impedía cualquier otra idea, cualquier otra divagación, la mirada sólo quería absorber para siempre la imagen de aquel objeto; en el mismo instante, Fausto sentía la resolución de sus paradojas y ansiedades.

Una voz Sideral:

Fausto meditó durante dos días en la estación espacial de China, la continuación que daría a la nueva vida que llegó sin haberla buscado; está en un juego en que no pidió participar; no había hecho apuesta alguna, pero ha recibido premios sin haber apostado; ha ganado sin jugar. Ahora quiere hacer una apuesta; si gana, pagará el precio; si pierde, pagará el precio, ¡es el Destino! Ya sabe lo que quiere hacer, algo digno de sus poderes intelectuales, dinerarios y tecnológicos. Está decidido a intentar un cambio en el hombre, a emprender ese esfuerzo. El Destino quiere que no tenga la apariencia de una trampa…, ¡pero sí lo sería! La sensación de lo infinito, la percepción de lo ilimitado, es instigación de fuerzas diabólicas. Que el hombre persevere en la incitación de esas fuerzas, ¡es la trama del destino! Soberbia y debilidad en conjunción, son el secreto de la condición humana, el motor inmóvil del Destino. Perseguido por esas fuerzas, Fausto descendió a la Tierra.
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IMPORTANCIA Y APORTACIONES DE LA FILOSOFIA EN LA CUARTA  TRANSFORMACION

IMPORTANCIA Y APORTACIONES DE LA FILOSOFÍA EN LA CUARTA TRANSFORMACIÓN

México está en un proceso de cambio político, económico y social, de reacomodo de las ideologías, partidos, corrientes de opinión y grupos de presión que habían sido hegemónicos o influyentes en las últimas décadas. Son cambios que ocurren con la aceptación y simpatía de unos, porque los deseaban, a diferencia de otros que los rechazan, en particular de los principales que detentaban el poder. Pero los cambios políticos no ocurren por voluntarismos, sino acontecen porque la situación los impone, y frente a esa clase de situaciones, lo mejor es aceptar el proceso real que la negación sin argumentación válida; de lo contrario, los rechazos aparecen como indiferencia simulada o reacciones viscerales.

Las situaciones políticas no se eligen, son impuestas por la realidad, porque provienen de la historia.

Por ejemplo, el gobierno de la Cuarta Transformación es resultado de los cambios en la realidad social y conciencia de muchos mexicanos, son consecuencias de las cuatro devaluaciones de la moneda nacional, ocurridas entre 1976 y 1994; fueron cambios que hicieron felices a poca gente, a una élite bancaria y financiera; desde entonces, la mayoría de la población, -una generación completa de trabajadores- ha padecido el empobrecimiento y falta de oportunidades de desarrollo humano y calidad de vida de quienes ahora, en 2020 son adultos mayores, pero cuando ocurrieron las devaluaciones monstruosas y aterradoras, eran jóvenes. Puede decirse que después apareció una generación completa de mexicanos sin horizonte de futuro, porque existen en las condiciones de enormes dificultades sociales y económicas provenientes de la depreciación de la moneda nacional, de la fuerza de trabajo y de oportunidad de empleo con salario digno.

También puede decirse que los abuelos y padres de los jóvenes nacidos en el año 2000, enfrentaron la vida hace medio siglo, en condiciones de austeridad, desempleo, subempleo, encarecimiento brutal del crédito y salarios miserables; junto con otros cambios impresionantes, lucharon para lograr una vida para ellos y sus familias en medio de enormes dificultades y con resultados inferiores a los esfuerzos cumplidos.

Muchos, muchos de aquellos mexicanos que han llegado a la juventud y adultez en semejantes condiciones, han mostrado la caída en la desesperanza, la rebeldía ciega y hasta en el nihilismo, que es la negación de la vida, de la moral, de la política y civilización.

Inseguridad, descomposición social, crisis de la familia, indiferencia individual y colectiva hacia los valores, actitudes y tendencias suicidas, junto con violencia criminal y asesina, son algunos aspectos y causas de la situación actual de México. Sus causas son la corrupción, dice el presidente de la República. Las causas provienen de la corrupción, dice el presidente de la República. Es una crisis de humanidad. Y la filosofía no permanece indiferente a las crisis de humanidad. La situación de México es situación de crisis que impone a la filosofía dirigir su entendimiento reflexivo al pavoroso estado del mundo.

Es sabido que el presidente de la República acostumbra a dar informes y hacer comentarios cotidianos de la situación de crisis del país, y de las acciones políticas que son las mediaciones para enfrentarlas, y que, en su conjunto, es proceso de constitución de la ideología de la Cuarta Transformación, con sustento en valores, ética y moralidad; esa es la figura ideológica que el presidente constituye como dirección para la nueva política que ha comenzado a gobernar a México.

La consideración de la importancia y aportaciones de la filosofía en la época de la Cuarta Transformación, requiere señalar la diferencia y conexión entre filosofía y política.

La filosofía es pensamiento reflexivo con rigor crítico mediante los conceptos más generales -llamados categorías- para cumplir el examen de problemas del mundo, de la conciencia, de la actividad humana y de fundamentos de la verdad y perfección de la libertad siempre manifestada en la condición humana. Dice Bertrand Russell que en filosofía nada hay más deshonesto que la pretensión de hacer del pensamiento filosófico un conjunto de prácticas activistas que nada tienen que ver con la verdadera misión de la filosofía. La filosofía es, de manera principal, examen de la constitución de la crítica de la conciencia del mundo, reflexión sobre la relación del hombre con el mundo y de las mediaciones de la actividad constituyente de esa relación, que son el trabajo, la libertad, la técnica y política.

La política es ejercicio de la autoridad del Estado y acción del poder para proteger y preservar la convivencia humana regulada por el derecho y la justicia.

Las situaciones de crisis políticas son representativas de crisis de la autoridad del Estado, en la impartición de justicia y de descomposición social, de confusiones ideológicas, existenciales o morales en la conciencia individual y colectiva.

Son las situaciones de crisis políticas con tendencias de convertirse en crisis históricas las que establecen la conexión de la filosofía con la política.

La importancia y aportaciones de la filosofía a la política de la Cuarta Transformación consisten en el examen crítico del movimiento de emancipación social y ciudadano que es la política del presidente López Obrador, y reconocimiento de esta como respuesta popular o mayoritaria a las situaciones de crisis de México.

La contribución de la reflexión filosófica a la Cuarta Transformación es el examen crítico de las acciones y respuestas que esa política ofrece y practica para enfrentar o resolver, los problemas que plantea la realidad problemática y vida histórica de México.

Con frecuencia, el significado filosófico de la Cuarta Transformación aparece en el discurso presidencial alusivo a situaciones históricas y situaciones políticas, sociales y culturales; el reconocimiento en ese discurso de la crisis del Estado, descomposición social y crisis de la familia, de los efectos nefastos del neoliberalismo, de inmediato induce el examen crítico de esos procesos reales porque son situaciones de crisis; más aún, la filosofía tiene algo qué decir cuando el mismo discurso hace alusión a los defectos de la globalización y economía del mercado; a  la pasividad ideológica, sumisa o simulatoria de las universidades públicas frente a las crisis nacionales; a la concepción del fin de la historia, o cuando expresa la crítica del individualismo egoísta y protagónico y que propone, en cambio, el bien común y los principios cristianos como fundamentos de la vida en comunidad.

La función social de la filosofía en relación con el gobierno de la Cuarta Transformación, es el examen crítico de situaciones históricas y sociales, circunstancias políticas y crisis particulares o regionales que enfrenta la nueva política, y que demandan atención inmediata y alternativas de solución de carácter precisamente político y mediante acciones democráticas de participación ciudadana.

La importancia y aportaciones de la filosofía en la Cuarta Transformación es la constitución de conceptos que determinan las causas y condiciones de existencia de problemas y crisis, y presentación de estas, como totalidades concretas, junto con el señalamiento de las tendencias que muestran los mismos problemas y crisis en favor de su solución, o amenazas de complicaciones. Es misión del pensamiento filosófico descubrir y mostrar las conexiones de esas dificultades con la realidad histórico-social, con las formas e intereses de la conciencia de grupos o sectores sociales, y con los intereses nacionales.

Es función social de la filosofía investigar los nexos de problemas y crisis con las principales actividades humanas, que son el trabajo, la política y la técnica. Por ejemplo, que la Cuarta Transformación induzca la reforma política del modo de hacer política del poder ejecutivo, y de la organización y acción del poder judicial, es algo que, por sí mismo, es un problema filosófico y político.

De igual manera, la orientación filosófica de la política aparece como deseable o necesaria cuando el discurso presidencial admite la fuerte presencia del racismo en la sociedad mexicana, o cuando hace alusión a las cualidades del pueblo, o cuando postula la moralidad del gobernante, humanización del poder, o la reconciliación del hombre con el mundo, el perdón y regeneración de México. Cada uno de esos problemas merece el examen filosófico, Que los mencione el presidente López Obrador es tan inusitado como estimulante para el pensar filosófico. Es verdadero decir que, después del presidente López Portillo (1976-1982), no hubo en los discursos y acciones políticas presidenciales posteriores, alusión alguna a la vida del pueblo, a las luchas populares, a las acciones heroicas propiciatorias de transformaciones políticas, sociales y económicas que forman la historia de México.

La reflexión sobre la importancia y aportaciones de la filosofía en la Cuarta Transformación está a la mano; allí están, a disposición de quien quiera asumir el compromiso y belleza de cumplir el deber, las herencias de la gran tradición filosófica de Occidente, y de México. La historia de la filosofía, la grandeza de su tradición, es la condición fundamental para que el pensamiento filosófico comience la constitución de sus aportaciones para la crítica de los fundamentos, recursos y nobleza de finalidades de la Cuarta Transformación, que muestra tener como horizonte responder a la voluntad del pueblo mexicano para la regeneración de sí mismo mediante su consciencia de la libertad, del bien, de la belleza y de la verdad para emanciparse del temor, horror y temblor frente a situaciones de horror crueldad de injusticia que no merece. La Cuarta Transformación es la ideología que responde a la conciencia que tienen los mexicanos sobre la grandeza de las luchas históricas para construir una sociedad menos injusta y un país menos opresor y más propicio para la emancipación del hombre mexicano.

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STEFAN  ZWEIG

Acerca del libro Las tres vidas de Stefan Zweig, de Oliver Matuschek.

En noviembre de 2009 apareció la edición en español del libro de Oliver Matuschek titulado Las tres vidas de Stefan Zweig.[1] Acontecimiento de importancia editorial, literaria y biográfica, significa un puente espiritual entre dos siglos, constituido en la recreación seria y documentada de la vida y obra de uno de los grandes escritores de la primera mitad del siglo XX, de los mejor logrados desde el punto de vista de elegancia en el estilo y precisión en el uso correcto de los mejores recursos del lenguaje, y cuya obra, casi desde la primera de sus publicaciones, siempre fue coronada con el éxito comercial y el entusiasmo y veneración que sus lectores –siempre en proporción creciente- dispensaron con admiración y veneración al mago de las letras y encantador del alma sensible de sus fascinados admiradores en diferentes partes del mundo; así fue la relación de aquel escritor con sus lectores, hasta el trágico fin de sus días en Petróplis -ciudad del sureste de Brasil-, elegido de manera libre.

            La lectura del libro de Oliver Matuschek es un ‘retrato hablado’ de la narración de Zweig[2] sobre la desaparición de los mundos de vida en que transcurrió su infancia, adolescencia y dorada juventud. La aceptación de su primer libro –de poemas-, Cuerdas de plata, y el sucesivo éxito editorial de cuentos, novelas y biografías, hicieron de él un escritor siempre consagrado por los mejores críticos: los lectores, de diferentes idiomas, en distintos países y culturas. En más de una ocasión, amigos creadores y admirados por Zweig, abrieron distancia con él hasta el extremo de la frialdad emocional y falsa indiferencia, efectos de la envidia por el éxito y riqueza aportada por las ventas de libros del notable autor. Admirador de Freud y conocedor de su obra psicoanalítica, no logró arrancarle un gesto de afecto al escrutador más penetrante de los abismos del alma humana, aunque Freud casi siempre contestaba con cierta frialdad las cartas de adoración y también de agradecimiento por los obsequios que enviaba su admirador vienés. Stefan Zweig invirtió cuantiosos recursos de su inmensa fortuna para la integración de la admirable colección de objetos y testimonios artísticos; por ejemplo, atesoró partituras originales de Mozart; Bach; Chopin; Brahms; Schubert y Scarlatti; manuscritos de Montesquieu y Robespierre; el violín y escritorio que fueron propiedad de Beethoven -escritorio donde estuvo oculta la famosa carta a la enigmática “amada inmortal”- y una pluma de ganso que perteneció a Goethe. También fue viajero incansable: sentía el deseo de felicidad de la movilidad constante entre ciudades europeas, y también, entre Europa y América; hizo un viaje a la India en su juventud esplendorosa. “Pero Zweig no abandonaba su tarea de escritor ni un solo día (…) Una condición previa para que el trabajo discurriera sin el menor contratiempo era la perfecta organización de la rutina administrativa de sus asuntos, que seguía determinada por una marea de cartas. (…) Correspondencia, archivo, copias en limpio o correcciones solían ser las tareas pendientes. A ello había que añadir la gestión de los derechos en el extranjero, pues la traducción de sus obras constituía una porción importante de los ingresos de Zweig. (…) Para cada una de sus biografías se hacía traer enormes cantidades de material. Después de una selección previa, y tras redactar un primer borrador de sus pensamientos, Zweig iba acortando en diversos pasajes el inmenso escrito hasta conseguir un texto definitivo. (…) En vez de publicar sus obras en seguida se dedicaba primero a revisar y refundir meticulosamente los textos. (…) Tras los preparativos invernales se aprovechaba la primavera para ordenar el material y durante el verano se redactaba la última versión manuscrita, que se enviaba lo antes posible a la editorial. De esta manera, la composición y las correcciones podían terminarse con tiempo en otoño, y la obra recién impresa y encuadernada podía estar puntualmente en las librerías para la Navidad.”[3] Es lugar común en las biografías de grandes hombres atisbar la relación del personaje con las mujeres; pues bien: Stefan Zweig tuvo muchas de esas relaciones, luego se casó dos veces y decidió no tener hijos. La fortuna que heredó, y la riqueza producto de la venta de sus libros y derechos de autor fueron para sus sobrinos, los hijos de Alfred, su único hermano.

            La obra biográfica de Matuschek refiere el momento de encuentro de dos gigantes luminosos del espíritu europeo; fue momento que revistió el valor simbólico del espíritu que dialoga con sí mismo en víspera del apocalipsis de muerte, crueldad y destrucción, cuya proximidad parece percibieran los intelectuales profundos y visionarios que quisieran engañarse respecto de fuerzas oscuras y tendencias siniestras que navegan de manera amenazante y sombría; fueron los días en que Thomas Mann fue huésped de Stefan Zweig en la casa de campo que habitaba cerca de Salzburgo. Si bien los hombres ilustrados que anhelan la conquista del espíritu, de la autoconciencia del mundo y de la época, llegan a esa elevada cumbre a través de diferentes caminos, no todos son capaces de seguir adelante luego de contemplar la atrocidad del mundo y comportamiento horrendo de los hombres; no todos los hombres de espíritu son capaces de seguir adelante, aunque tengan la aptitud para hacerlo. Thomas Mann pudo continuar; Stefan Zweig decidió no hacerlo; el primero, sobrevivió a la inhumanidad del nazismo y destrucción del régimen nazi hasta sus cimientos; fue de los primeros en señalar la culpabilidad de Alemania y en decir que merecía ser castigada; su clamor tuvo continuidad en el señalamiento del crimen cometido y coincidencia en la demanda de castigo que también expresó el psiquiatra y filósofo Karl Jaspers. El alma profunda y fina, de elevadísima moral y compromiso con la cultura y belleza del espíritu que era Stefan Zweig, no pudo soportar la evidencia de barbarie que -manipulada con habilidad diabólica por el partido nacional-socialista- arrasaba con la civilización europea mediante el odio racial, exterminio y destrucción de pueblos y ciudades.

Stefan Zweig, asentado en la ciudad brasileña de Petrópolis con su esposa , de la que decía en algo le recordaba Salzburgo, tomó la decisión final, y describió sus motivos en el  último texto que escribió: la carta a su ex esposa Frederike, y se despide “con amor y amistad” diciendo sentirse “tranquilo y feliz.”

            Diez años después del entierro de Stefan Zweig y Lotte, su segunda esposa -que  también decidió morir junto con él- apareció una de las obras maestras de la literatura del siglo XX: El hombre rebelde de Albert Camus; es la obra donde ofrece puntualizaciones del planteamiento del absurdo, y la que considera única pregunta que debe plantearse la filosofía: ¿merece vivirse la vida? ¿acaso el suicidio es la pregunta principal que debería examinarse de manera filosófica? El mismo autor había ofrecido el desarrollo del principio del absurdo a lo largo de tres obras: una novela, El extranjero; un libro de ensayos filosóficos, El mito de Sísifo, y una obra de teatro, Calígula. Cada una de ellas es ofrecimiento, mostración y representación del absurdo, que es “confrontación entre el sentimiento de lo irracional y el avasallador anhelo de claridad que resuena en las profundidades del hombre.”[4] Visto ese concepto en retrospectiva, Stefan Zweig parece símbolo del absurdo: poseía la extraordinaria claridad de pensamiento poderoso y luminoso que había constituido la verdad de algunas profundidades del alma humana, y también, reconstruido la grandeza, dolor, tragedia, espíritu y maldad de personajes representativos de mundos históricos en agonía o nacientes, y de épocas históricas que fueron promisorias o decadentes; pero en él había un vacío que no podía llenar, porque había renunciado a hacerlo: la finura de su espíritu había agotado el “combustible de la fuerza moral” para soportar la continuidad de las fuerzas irracionales que lo habían golpeado, y continuaban el horrendo espectáculo de aniquilación del sentido de humanidad en el continente y cultura que habían fundado el sentido de humanidad y desarrollado y llevado a la expresión perfecta, cabal y luminosa de sus posibilidades. En 1942, a los 62 años, no tenía más fuerzas para continuar en la resistencia, y decidió sucumbir mediante la renuncia voluntaria a la vida. Ese acto, ¿podría o no, considerarse respuesta de facto al planteamiento de Camus? Que una pregunta conduzca a la formulación de otra, es señal de absurdo, o al menos, de paradoja, y para el común de las gentes, una falta de educación. Entonces es mejor agradecer a Stefan Zweig por su obra, y guardar respeto frente a su decisión final y autónoma. El término que dio a su vida es invitación o sugerencia para que el pensamiento filosófico y creatividad literaria conquistaran nuevas fortalezas y constituyeran nuevas posibilidades para la crítica del hombre y mundo configurados de manera posterior a la desaparición del grandioso escritor vienés, y para que escritores y filósofos del siglo XXI, como “hombres de bien deberían meditar sobre la responsabilidad y la vergüenza de una civilización capaz de crear un mundo donde Stefan Zweig no ha podido vivir”, como escribiera André Maurois.[5]


[1] Editorial Papel de liar, Barcelona, 2009, 428 pp.

[2] S. Zweig. El mundo de ayer. Ed. Porrúa, 2008.

[3] Oliver Matuschek. Las tres vidas de Stefan Zweig. Ed. Papel de liar, 2009, pp. 207-209.

[4] D. Z. Mairowitz- A. Korkos. Camus para principiantes. Ed. >Era Naciente, 1998, p. 40.

[5] Vid. Nota de cuarta de forros del libro. O. Matuscheck. Ed. cit.

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