Jorge Vazquez Piñon

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EL ROCK DE JIM MORRISON: AFIRMACION Y NEGACION DE LA VIDA

EL ROCK DE JIM MORRISON: AFIRMACION Y NEGACION DE LA VIDA

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La noción de verdad es el concepto representativo de la relación del hombre con el mundo; la noción de verdad es evocadora de las dos caras de una moneda: por un lado, representa la reconciliación del hombre con el mundo, y por el otro, el desgarramiento entre el hombre y el mundo. Desde la perspectiva de la noción de verdad, es posible la comprensión de la relación de Morrison con el mundo, con su obra y con sí mismo; esa relación resulta perceptible en el análisis de su estilo de voz y presentaciones públicas, y por supuesto, en algunas frases, canciones y versos de su autoría; la unidad de ese análisis muestra que en Morrison hubo más desgarramiento con el mundo, que reconciliación; más sentimiento de estar sometido a la opresión, que liberación de fuerzas históricas y situaciones sociales que sentía lo acosaban, y de las que se defendía, con el recurso radical del refugio en la posición negadora extrema de toda norma social. De ese modo asumía el desgarramiento como figura de la verdad de su tiempo, de su obra y de sí mismo: mediante la triple dinámica del exceso de los sentidos, liberación de los instintos y aniquilación del orden mínimo en la existencia. La unidad de esa dinámica era fundamento dionisiaco de su vida, inspirada en Dionisos, el dios griego del canto y placer, del vino y la danza; también era la figura de la conciencia que tuvo del magnetismo de su estilo y personalidad carismática, que debieron hacerlo consciente de su poder sobre las multitudes delirantes, identificadas con la figura del desgarramiento de la verdad y rechazo del mundo del consumismo, y de las costumbres sociales norteamericanas, no obstante haber sido –el artista y las masas- un resultado de la tradición familiar y sociedad civil de Estados Unidos. De semejante modo abrió paso a la constitución de su existencia dionisiaca, con fundamento en el formidable vigor de la juventud, desbordándose en el rock, las multitudes que asistían a las presentaciones de The Doors y la  poesía; de este modo, el fundamento dionisiaco de su existencia fue fundamento de la adoración de sí mismo, mediante el acto sacrificial de su juventud a través del sensualismo extremo, asumido como tejido de ‘sendas perdidas’, sin brújula racional que lo orientara hacia el encuentro con la divinidad natural que buscaba, para disolverse en ella; es evidente que no la encontró, luego de tanta adoración sensual y repudio del mundo de la costumbre y tradición. Es evidente que comprendió esa imposibilidad en el acto en que sintió el agotamiento de su vigor juvenil, y haber llegado a los límites irrebasables de la saturación de los sentidos y comprensión de la falta de validez de las tesis de Blake, Rimbaud y Huxley acerca de la percepción, y en que, tal vez, sintió y aceptó el cansancio fisiológico de su corazón, y la insuficiencia espiritual de su existencia. Fue la sensibilidad extenuada que pudo llevarlo a la decisión de dejar California, de alejamiento del rock y de The Doors, de los actos multitudinarios de adoración de sí mismo y de su entrega sacrificial a las masas delirantes, que lo adoraban como dios del rock, cuando se arrojaba al público, y en el acto con que la multitud lo transportaba, con los brazos abiertos y las piernas rígidas, parecía vivir, por un instante, la alucinación de la muerte y resurrección que lo salvaban de sí mismo, mediante la entrega que el poeta-cantante hacía de su cuerpo a las multitudes ávidas de poseerlo y devorarlo. Con la conciencia lúcida de estar arrojado, o caído en una situación límite, asumió ese resultado de su verdad, o desgarramiento con sí mismo y con el mundo, yéndose a París, con su mujer; en la gran ciudad francesa llevó una vida de reposo, y tal vez, de intensas meditaciones que pudieron haber estado orientadas a la reconfiguración de sí mismo, y constitución de un nuevo proyecto de existencia; era demasiado tarde para un cuerpo cansado y un corazón enfermo hasta la extenuación; pero, sin duda, poseía el potencial de pensamiento suficiente como para haberlo intentado; elementos de esto pueden encontrarse en las grabaciones que hizo, a manera de peculiares confesiones, en noviembre de 1970.

Subjetividad y entrega a la sensibilidad destructiva de sí mismo.

En base al planteamiento anterior, es posible afirmar que en Jim Morrison predominó la subjetividad sustentada en una fuerte voluntad de volcarse en el mundo de la poesía, las multitudes y saturación de los sentidos y aturdimiento de la razón; puede decirse que lo consiguió, sólo que de modo vano, pues no encontró la liberación que necesitaba en la sensibilidad de las multitudes que lo adoraban; su sensibilidad, inteligencia, imaginación, entendimiento, voluntad y razón, se resolvieron en la unidad que les confirió la saturación de sensualismo, que asumió como vía de liberación de la percepción para llegar a Dios, mediante el ritual del sensualismo que anestesiaba su subjetividad y paralizaba la percepción, y que daba origen a la fijeza del entendimiento frente al placer empírico inmediato, fuera lo que fuera: la música, la multitud, la acción en el estudio de grabación, la convivencia, el sexo, etc.; prácticamente, desde que asumió la posición de liberar la percepción, determinó su espíritu, adaptándolo a una sola figura en la relación con sí mismo y con el mundo; esa decisión ensombreció su sensibilidad, inteligencia, imaginación, entendimiento, voluntad y razón, y por consecuencia limitó al máximo, las posibilidades creativas y progresivas de su aptitud estética; luego de cinco años de haber tejido la existencia de semejante modo, es evidente que comprendió haber llegado al límite del fracaso implícito en una rudimentaria liberación de la percepción; alcanzó a comprender su error y equivocación al haber hecho de semejante voluntad de liberación, un acto empírico y sensual, sin haberlo configurado en acto vital que uniera su subjetividad con las posibilidades de la libertad verdadera, o compromiso con el mundo real, sustentado en los principios de la humanidad. Ciertamente, no le interesó mucho el sentido de la trascendencia, y no le importaba demasiado la realidad más allá de la inmediatez de su circunstancia; también es cierto que alcanzó a comprender las limitaciones de semejante posición frente al mundo y la vida, y es seguro que quiso empezar a cambiarla, o al menos, distanciarse del sentimiento de inutilidad de liberación de la percepción mediante la saturación de los sentidos.

Destello de los valores, negación de valores y voluntad tardía de emancipación.

Con sencillez válida y demostración inmediata, puede afirmarse que Jim Morrison sabía de los valores propios de costumbres y tradiciones y valores que sustentan la vida en familia y comunidad, en las escuelas y festividades comunitarias; es claro los conoció; también es claro que no los interiorizó, es decir, no los integró a su pensamiento y actividad en general; los conocía, sin respetarlos; el momento en que decidió reducir al mínimo su importancia en la existencia, fue un acto premeditado, bajo el aliento de la lectura de autores declarados enemigos de la función regulatoria de los valores para la actividad humana; fue el acto que lo puso en la senda del nihilismo, de un nihilismo relativo, limitado por la asunción del espíritu dionisiaco que saturó su existencia, su pensamiento, su actividad y que satisfizo, mientras tuvo vigor físico y emocional para cumplirlo. Sin embargo, el planteamiento principal que debe hacerse en referencia del nexo de Morrison con los valores tiene como contenido principal, señalar que su existencia se configuró, y llegó tan lejos, como dicho nexo lo permitió; la duración de su tiempo vital lo demuestra, y el estilo de su obra de rock, por igual. Los valores son la humanidad, y nadie puede sustraerse a ellos sin el amplio riesgo de verse reducido, cuando menos, a sucumbir bajo el peso y efectos del poder indestructible de la naturalidad humana, siempre amenazante con su figura de perversidad, crueldad, sadismo y degradación. Poco o nada, permitió Morrison que los valores depuraran su existencia; en cambio, su obra aparece más como producto de su voluntad dionisiaca, que de la negación de los valores; debe decirse que siempre tuvo conciencia de los riesgos y consecuencias del modo suyo de existir, y la asumió, y al final, quiso cambiar. La evidencia de esto fue su distanciamiento de Los Angeles y todo lo que esa ciudad era para él: The Doors y el rock; el dinero en abundancia y presentaciones ante multitudes delirantes; la creatividad bajo efectos de alcohol y drogas, y la vida cotidiana bajo los mismos efectos. Quiso alejarse de sus pésimos hábitos de descanso y alimentación; de las amistades perniciosas, como él mismo, o peores; de los ámbitos sórdidos que frecuentaba; de la promiscuidad y, sobre todo, del aburrimiento de Jim Morrison por ser –y haber sido- Jim Morrison. A eso lo llevó su conflicto –nunca reconocido, antes de la salida de California- con los valores y los principios fundamentados en ellos.

Nihilismo –negación de valores- y espíritu dionisiaco, fueron las acciones de Jim Morrison que lo pusieron en el justo lugar que ocupó -de modo verdadero- en la realidad; cuando lo comprendió, vivió un acto de culminación de todo un proceso de trayectoria y experiencia: fue el acto en que contempló, de modo compresivo, la totalidad de sí mismo, en unidad con su obra, a la vez que sintió el desgarramiento con el mundo. Semejante acto, tal vez, abrió paso a un espantoso sentimiento de desgarramiento consigo mismo; esto fue –quizás- el acto de su voluntad, firmemente determinada, para dejar Los Angeles, luego de comprender los efectos del embotamiento del entendimiento y saturación de los sentidos. Tal fue el acto de voluntad determinada con firmeza, para encontrar un nuevo lugar en la realidad y generar una nueva relación con el mundo.

            Sin lugar a duda, Morrison fue producto de su época y de la sociedad norteamericana, y por igual, que su personalidad carismática y obra de rock, fueron resultado de su tiempo y de la evolución que Estados Unidos había alcanzado en 1960, después de su victoria en la Segunda Guerra Mundial. Por igual, sin lugar a duda, la evolución del rock en general está en relación directa con la evolución de la humanidad. Algo aportó Morrison a la evolución del rock, y con ello quedó demostrado que las posibilidades y límites del rock, están en relación directa con la evolución de la humanidad, ascendente o degradante; los grupos y solistas de rock que así lo han entendido, son los verdaderamente grandes y aportativos a la emancipación del rock mismo.

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MISION Y ASPIRACION DE UN ESCRITOR, EN MIL PALABRAS.

MISIÓN Y ASPIRACIÓN DE UN ESCRITOR, EN MIL PALABRAS

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El escritor quiere ejercer su oficio para dar forma a la libertad que siente y con la convicción del amor y cuidado del lenguaje -producto de siglos de experiencia, acción y convivencia de cientos de generaciones que han contribuido a su construcción-; también ejerce esa actividad con el anhelo de ofrecer caminos trazados de la mejor manera que le es posible, o por sendas tortuosas apenas insinuadas; una y otra de esas rutas, al igual que otras, incluso insospechadas, tienen el propósito de presentación de la vida humana en su interacción con la sociedad, con las posibilidades y limitaciones que representan los demás para cualquier individuo; y, en esos obstáculos y conflictos siempre aparece la ocasión de entender un poco mejor un fragmento del mundo o un componente de la vida intelectual o emocional, o los dos al mismo tiempo, junto con otros; en el examen de ese propósito confluye la mayoría de las obras poéticas y literarias. El entendimiento alcanzable ocurre de mejor manera cuando la superación de las dificultades implica la exigencia de la renuncia a lo que se ama más; frente a esa encrucijada, exigencia o paradoja cualquier individuo conoce el fondo de su alma y reconoce el alcance de sus posibilidades, y todo eso acontece porque el individuo es movido por sentimientos y deseos, anhelos y pasiones, emociones liberadoras o atroces constituyentes de figuras de libertad concreta y activa; esas figuras de situaciones humanas con el fondo de la libertad es el tema de la literatura. Expresarlas de manera comunicable es la responsabilidad y placer de un escritor, mediante el mejor uso y construcción posibles del lenguaje a su alcance, o incluso, más allá de sus recursos, y que la trama de la obra impusiera explorar en beneficio de profundizar en la condición humana que aspira a determinar a través de la obra narrativa y su máximo perfeccionamiento.

En México y España tiene bastante aceptación el planteamiento siguiente: la reflexión filosófica y la creación poética y literaria tienen fundamento en la circunstancia y vivencias de los pensadores y creadores, de los escritores en particular. En los ambientes intelectuales y literarios, y de la crítica del arte, ese planteamiento es más objeto de simpatía que tema de controversia. Por mi parte, acepto la simpatía apuntada con la limitación que admito significa el reconocimiento de la grandeza y horizontes, miseria y luminosidad que siempre hay en el mundo y que aparecen de mil maneras -y más- entreveradas con la vida de cualquier individuo, junto con su involucramiento con la vastedad del mundo y complejidad de la interacción humana que dan como resultado, el tejido del manto formidable que es la vida de cualquier persona. Estoy convencido que la historia particular de cualquiera es tema suficiente para una novela; sólo bastaría detectar sus momentos principales, las emociones predominantes, el descubrimiento de la conexión entre ellas, y expresarlas de manera literaria que las convirtiera en comunicables. Estoy convencido de que la vida de la mayoría de los hombres es más o menos la misma, abierta, y cumplen las mismas actividades; la vida de las mujeres es intensa, interiormente luminosa, de grandeza sensible, de captación intuitiva y profunda de las situaciones emocionales y de autenticidad del amor que llegan a sentir por un hombre que aparece en su vida y -por un secreto de su alma y misterio inexpresable de su corazón- surge una conexión que decidirá su existencia para siempre. La narrativa de esa conexión es el gran tema de la novela; por eso, la literatura en general y la novela en particular, nunca desaparecerán, y, por lo mismo, las tareas de los escritores han sido, son y serán infinitas en la medida de la belleza que descubran en la vida humana y generen el estilo conveniente para compartirla y volverla comunicable y emocionante.

La felicidad de ser escritor es ambigua: es placer y sufrimiento; es tensión emocional y alegría de liberarse de ella expresándola; es alegría incomparable considerar la obra terminada, alegría que no pierde de vista la avispa que la ronda con su  juego de revoloteos y zumbido de dudas con que la envuelve, y llega el instante inevitable de pensar que ‘pudo quedar mejor’; a la vez, surge la certeza de que terminó su elaboración porque no había más qué decir; ¿a quién? a un lector, sujeto incierto, abstracto, sin instante preciso en el tiempo y sin lugar determinado en el espacio, pero que es real; seamos sinceros: sólo en principio se escribe para uno mismo, sólo al comienzo; tarde o temprano, cuando la trama cobra movimiento propio, ya se escribe para la construcción de la narrativa que aspira tener un destino fuera de ella misma: el lector.

¿Qué ofrece la obra literaria a un lector, ese ser sin rostro concreto pero existente, sujeto complementario de la narrativa? Ofrece una invitación a participar en la exploración de situaciones de la vida, de las posibilidades del alma de cada uno, y, tal vez, una luz -pequeña o débil, o intensa y clarificadora- que algo aportaría para que alguien pudiera conocerse un poco más a sí mismo en el acercamiento a las emociones y reflexiones contenidas en la obra literaria donde el escritor pretendió fijar un reflejo de entendimiento del mundo, de la condición humana y alma del hombre, de sus posibilidades.

Empecé a escribir, de manera principal, ensayos de crítica histórica y social, de teoría y reflexión filosófica, y algunos cuentos. Llegó el momento en que consideré casi terminada mi dedicación a la escritura filosófica pero mi inquietud para escribir permanecía; entonces decidí intentar la escritura literaria; el descubrimiento de la conservación de ciertas energías vitales puso la condición para escribir novela de contenido histórico y social.

Mis estudios de filosofía y ciencias sociales junto con mi actividad docente de profesor de educación superior han sido las bases de disciplina y autocrítica para mi dedicación amorosa a la escritura literaria, que ha sido -como lo es cualquier clase de amor- gozosa y sufriente al mismo tiempo. Quiero seguir relacionado con ella, mediante narraciones literarias con el tema de promesas, temores y esperanzas que soportan la existencia, con la aspiración de alcanzar alguna comprensión de un aspecto de la realidad, el fondo de una pasión, o de un componente de algún acontecimiento del mundo, todo ello perteneciente a la libertad, que es la esencia del hombre y fundamento de la condición humana.

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NOTICIA BIOGRAFICA

NOTICIA BIOGRÁFICA

JORGE VAZQUEZ PIÑON (1951) nació en Morelia, Michoacán, México; en esa ciudad de hermoso centro histórico de arquitectura barroca cursó su educación, desde el jardín de niños hasta postgrado, y en ella ha vivido siempre.

Fue profesor de educación básica y en escuelas de formación y actualización de maestros dependientes de la Secretaría de Educación Pública, y también en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. En el año 2000 decidió retirarse de la docencia para dedicarse a escribir; es autor de treinta obras entre novelas históricas, ensayos de filosofía, educación, historia, biografías, cuentos de ciencia ficción, y monografías de ciudades, lugares y personajes locales, nacionales y mundiales.

No ha sido un gran viajero, pero ha visitado Estados Unidos cuatro veces y estaría encantado de volver; está casado y más los une con su esposa el gozo de cuidar plantas de jardín y el inmenso cariño hacia sus tres nietos; abriga deseos de seguir escribiendo ensayos y novela histórica y romántica.

JORGE VAZQUEZ PIÑON nació en 1951 en Morelia, Michoacán, México.;

En su ciudad de origen cursó los estudios de educación primaria y secundaria, y en 1970, egresó de la Escuela Normal Urbana Federal;

Luego, de manera simultánea, cursó la licenciatura en pedagogía en la Escuela Normal Superior de México, y la licenciatura en filosofía en la Universidad michoacana de san Nicolás de Hidalgo, que terminó en 1978 y 1977, respectivamente.

Años después, perteneció a la primera promoción de la maestría en sociología de la educación del Instituto michoacano de ciencias de la educación.

Fue profesor de educación primaria en el medio rural, en las escuelas normales de Tiripetío y Morelia, en centros de capacitación para profesores de educación primaria en servicio, y en la Escuela Normal Superior de Michoacán.

Durante breve temporada, fue investigador en la Escuela nacional de estudios profesionales de la UNAM en Cuautitlán, Estado de México; después de su regreso a Morelia, fue profesor interino en la Escuela de Filosofía de la Universidad Michoacana, y en el Instituto de Ciencias de la Educación.

Durante veinte años, fue profesor en el plantel Morelia de la Universidad Pedagógica Nacional, donde impartió cursos y seminarios de licenciatura y maestría, a profesores de educación primaria y preescolar; en esa institución se jubiló en el año 2000 como trabajador del Estado al servicio de la educación pública.

Es autor de libros, donde examina cuestiones de Filosofía, ciencias sociales y educación; también es autor de obras literarias.

En 1989 ingresó como profesor de asignatura a la Escuela de Historia de la Universidad michoacana, donde impartió las asignaturas de Historia de la ciencia, epistemología, teoría de la historia, historia del arte, Métodos de la historia, y otras; en 2017 se retiró de la actividad docente.

Publicaciones.

Temas clave de filosofía. (coautor) Ed. Escuela Normal Urbana Federal, 1981.

Estructura y sentido de la educación superior. (opúsculo) Ed. Universidad Michoacana, 1981.

La teoría de la ciencia y la fenomenología. (opúsculo) Ed. Universidad Michoacana, 1981.

Ciencia y pensamiento crítico. Universidad Michoacana, 1982.

Sentido de la filosofía y significación del pensamiento crítico. Universidad Michoacana, 1983.

Las relaciones sociales en el aula. Instituto michoacano de ciencias de la educación, 1994.

Filosofía de la educación. Edición del autor, 1994.

Ensayos filosóficos. Universidad michoacana, 1994; 2007.

Introducción a la filosofía. Editorial Morevallado, 1997.

Perspectiva sociológica de la situación de México. Morevallado, 1998.

La ciencia de la historia, la filosofía y el mundo histórico. Universidad Michoacana, 2000.

Filosofía, sociedad y educación. Universidad Michoacana, 2001.

Los ataques suicidas a Nueva York y Washington. Opúsculo. Ed. Escuela de Historia, UMSNH, 2001.

Trilogía de ciencia ficción y otros cuentos. Ed. Jitanjáfora, 2003.

Aforismos poético-filosóficos. Ed. Jitanjáfora, 2003.

Prometeo Libertado. Trilogía dramática. Ed. Jitanjáfora, 2003.

Rafael C. Haro. Humanismo, Ilustración y Magisterio. Opúsculo. Ed. de autor, 2003.

Estudios biográficos del Dr. Atl y Nahui Ollin. Ed. Universidad michoacana, 2007.

Dianoia y Paideia. Ensayos de sociología educativa. Ed. de autor, 2009.

De la ambigua opacidad. Cartas de la Ciudad de México. Ed. de autor, 2009.

Estudios de filosofía social. Ed. Sociedad Cultural Miguel Hidalgo, 2012.

Vida Histórica y estructura espiritual de México. Ed. Sociedad Cultural Miguel Hidalgo,    2012.

Hombre de dos mundos. Novela histórica. Ed. de autor, 2012.

Un ilustrado de dos patrias. Novela histórica. Ed. de autor, 2012.

Un mexicano del siglo XX. Novela histórica. Ed. de autor, 2012.

Panorama Aletheia. Ensayos y artículos 2000-2010.  Ed. Universidad Pedagógica Nacional. 2012.

Cronología crítica de un profesor-escritor. Ed. de autor, 2015.

Disertaciones sobre la formación de México y Devenir del espíritu del pueblo.

Ed. Universidad Michoacana, 2016.

Escritos Pedagógicos Críticos. Ed. UPN, 2017.

Escritos críticos histórico-filosóficos. Ed. UPN-UMSNH-IMCED, 2018.

Morelia de ayer, edición de autor, 2019.

Estudios de filosofía y semblanzas literarias, edición de autor, 2019.

Fausto, edición de autor, 2021.

Pensamiento, mundo y acción, edición de autor, 2021.

Estudio crítico del lienzo de Jucutacato, edición de autor, 2021.

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