Vida y obra del Dr. Alt

Gerardo Murillo Cornadó, doctor Atl, es representativo de la universalidad del individuo: mediante el conocimiento, la sensibilidad y experiencia constituyó un modo de existir propio; es representativo de la universalidad del sujeto: reconoció fundamentos de la acción y formas del conocimiento. La conexión entre acción y conocimiento fue el modo de vida de ese hombre que hizo de la conciencia de la libertad el principio de su existencia, desde su temprana juventud hasta los años finales; en el trayecto conoció los extremos de la conciencia de la libertad y reconoció la variedad de direcciones y formas de relaciones con la naturaleza y sociedad, con las ciencias y las ideologías, con las pasiones y pensamiento abstracto. Vivió, gozó y padeció la Revolución; sin haberla entendido a plenitud, la vivió porque le tocó; creía que la revolución es proceso ideológico, revolución de las ideas y representaciones del mundo.

En la Revolución vivió su momento más importante, vivió la experiencia de organización y adoctrinamiento de la clase obrera de la ciudad de México… para lanzarla contra los campesinos de Villa y Zapata; no comprendió esa acción, no luchó lo suficiente por ella y en favor de ella; tuvo en sus manos la dirección de la historia al tener el mando de los trabajadores de la capital del país; no asumió la importancia de la fuerza que dirigía. La historia siguió su marcha, y el movimiento revolucionario prescindió de él, lo expulsó, y fue obligado a llegar a la orilla de la aniquilación.

El doctor Atl tuvo una formación amplia y sólida, procurada por él mismo, mediante viajes, autodidactismo; se sentía orgulloso de su conocimiento de las ciencias naturales, filosofía y sociología; de las religiones y psicología evolutiva; del arte y teoría política, de la historia y literatura; esa formación y las extraordinarias experiencias vividas en la acción revolucionaria y creatividad artística, en la contemplación y meditación metafísica de la naturaleza, las pasiones, el placer de vivir y entrega al gozo de la vida, y sobre todo, el gozo de pintar los volcanes del valle de México con sentido estético y ateísmo, con altivez artística; sus convicciones antisemitas y simpatías pro-nazismo estuvieron a punto de inducirlo orea vez al extravío de su existencia; la aparición de volcán Paracutín y su deseo de pintarlo, lo sacaron -y salvaron- de aquellos errores ideológicos.

La obra pictórica y narrativa del doctor Atl forman parte del arte mexicano y de la cultura nacional; sus cuadros y dibujos cuentan con la protección del Estado y han sido declarados monumentos nacionales; gran parte de su archivo personal está bajo resguardo de la Biblioteca Nacional.