Consideraciones Antinihilistas III

III

Reinvención poética del amor y nihilismo.
¿Dónde encuentra Rimbaud la propuesta y el reto de reinventar el amor? La obtiene de la transmutación del poeta en un vidente, de su transubstanciación en Sabio supremo. Es en Rimbaud en quien aparecen Blake y Hölderlin, fusionados en su unidad; es en el poeta adolescente, en quien aparece el exceso, disuelto en el envenenamiento del mundo y del alma, y viceversa. El poeta que conquista la desintoxicación del exceso mediante el exceso- pero con su signo contrario- alcanza la verdadera Sabiduría Suprema:

“El poeta se vuelve vidente por un largo, inmenso, razonado desarreglo degradante de todos los sentidos. Todas las formas de amor, de sufrimiento, de locura: se busca a sí mismo, consume los venenos para sólo conservar las quintaesencias. Inefable tortura en que requiere de toda la fidelidad, de toda la fuerza sobrehumana en que se convierte entre todos en el gran enfermo, el gran criminal, el gran maldito-; y en el Sabio Supremo.”El poeta vidente es quien se busca a sí mismo, mediante el dolor de todos los sufrimientos que pueda soportar, y a través del sufrimiento de todos los dolores que cree, no podría soportar. Y se encuentra a sí mismo, en la contemplación de su vida vivida, reconocida y reorganizada, subjetivamente arreglada, después de someterla al máximo desarreglo que no pudiera resistir.

Encuentra, en una palabra, en sí mismo, la pureza del núcleo de sus nexos con el mundo, esto es, con la naturaleza y su belleza, con las formas de vida de los hombres, a lo largo del transcurso del tiempo, y con los modos de pensar que invitan a la reconstrucción de la relación consigo mismo, con el mundo, la naturaleza, con la belleza y la verdad. Esto es el significado principal de la frase que invita a reinventar el amor, y por su cumplimiento, el individuo que lo hace parece el “gran criminal”, el “gran maldito”, el “sabio supremo”, … porque se atrevió a asumir la conciencia de la libertad como unidad de actos que reinventan el amor.
VI
Razón suficiente del vivir.
“La vida se esfuma día a día”, es verdad; ya lo dijo el poeta Omar Kayam, y esa realidad es confirmada por el sano juicio y criterio de vida cotidiana, propios de cada individuo. Es una verdad que cualquiera sabe y entiende; también hay hombres que nunca, o casi nunca prestar atención a esa verdad, porque están demasiado ocupados con sus actividades o preocupaciones; también hay hombres que avanzan en el esfuerzo de comprender el sentido de vivir como oportunidad para construir la existencia, y conquista de la libertad como modo de vida subjetiva y objetiva.
El beneficio de la comprensión del sentido de vivir es que ese acto de pensamiento se convierte en fundamento de relación activa con el mundo. Es altamente probable que el perfil, calidad y posibilidades de semejante comprensión, aparezcan en relación directa con la organización del trabajo, la pertenencia a cierta clase social y la formación intelectual y moral, o religiosa. Además, de semejante perfil, también depende el significado y valor, reconocidos a la realidad de vivir y la medida de importancia a la certeza del inevitable morir.
En todo caso, la comprensión de la vida como oportunidad y posibilidad para construir la existencia, es pensamiento que abre paso a la fundación de un proyecto de actividad en el mundo, representativo del saber de la misión que el hombre tiene que cumplir en la vida, y del compromiso para aportar algo al devenir de la especie humana, vida de la sociedad y tal vez, también al espíritu de la humanidad, si se tiene la aptitud para llegar hasta ese nivel de constitución de la existencia, a pesar de la adversidad, obstáculos del mundo y mezquindad humana, o de la sociedad.
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